Estoy de visita en Córdoba “de la nueva Andalucía” como es su nombre original, la ciudad universitaria más antigua de Sudamérica, en el corazón de Argentina.
Entre paseos y encuentros me hablaron de una familia que va por la tercera generación de orfebres artesanos: los Garagorri. Me comentaron que trabajan de una manera muy especial el metal precioso. Y por supuesto ¡quise conocerlos!
A través del jardin, vino a recibirme Analía Soledad Garagorri, una hermosa y joven mujer de grandes ojos negros y una sonrisa que lo abarca todo.
Analía Soledad muestra un gran orgullo por la herencia orfebre familiar. El abuelo Domingo era orfebre, orfebre es su padre Jorge y orfebres son Analía y sus dos hermanos Pablo y Ariel.
Analía Soledad: En realidad ¡yo me formé como Chef de cocina! (risas), pero luego redescubrí el oficio a través de los instrumentos entre los que había crecido, que son los instrumentos de orfebre de mi abuelo, incluso mi banco de trabajo es el banco que era de mi abuelo.
Y me señala un banco de orfebre de madera, antiguo, con la belleza que le regalan los años a estos tradicionales muebles de madera.
Analía Soledad trabaja estilizando diseños y creando variaciones modernas de piezas de metal precioso. Me muestra pulseras, anillos y colgantes diseñados por ella.
A.S.: Además trabajo mucho a pedido, me traen piedras preciosas y yo les hago un diseño especial. Me gusta mucho el trabajo de recuperación. También me dedico a la restauración de joyas y objetos de arte antiguos. Es hermoso ver renacer una pieza, recuperarla, quitarle los males que le pueda haber traído el tiempo.
A veces me da pena ver piezas que en su origen han poseído probablemente gemas verdaderas y con el tiempo fueron suplantadas por vidrio o sintéticas… yo valoro mucho la pieza original, ¡es tan importante conservar piezas antiguas! Se trata de nuestro pasado y por lo tanto de nuestra identidad.
Y hablando de identidad, Analía Soledad me cuenta de su abuelo Domingo, quien era orfebre hijo de españoles, llegados a Argentina a finales del 1800. Domingo se especializó en cadenas de platino, actividad que realiza la familia hasta el día de hoy, no solo en platino sino también en oro y plata.
En medio de la charla se acerca Jorge Garagorri, su padre, y se sienta en su banco de trabajo, que hace ángulo con el de su hija. Jorge evoca la formación que recibió de su padre y me da detalles sumamente interesantes:
Jorge Garagorri: Nosotros hemos sido fundamentalmente cadenistas. El metal, sobre todo el platino, hay que conocerlo muy bien para trabajarlo manualmente en la manera que lo hacemos nosotros.
Una vez alguien me dijo que eso de cadenista no era una verdadera profesión, entonces yo imprimí mis tarjetas de presentación de la siguiente manera: Jorge Garagorri – Domador de metal (risas) ¡Pero no se ría que es verdad!
Las cadenas son hermosas, las hay de diferentes tamaños, Analía Soledad me explica lo que significa la creación y manufactura del eslabón y luego su ensamble. Me muestra cadenas de varios tipos: algunas con maravillosos entrelazados, otras gruesas y de metal macizo.
Además tiene la generosidad de explicarme, con ayuda de sus instrumentos, de que manera crea el resorte del metal precioso que luego convertirá en eslabones y ensamblará a mano.
Analía Soledad: Todo esto lo aprendí aquí, en casa, desde pequeña jugaba con la balanza de mi abuelo, que está aquí.
Y me muestra la pequeña balanza, con sus piezas diminutas, con las que trabajaba su abuelo. Jorge sonríe y agrega:
Jorge G.: ¡Pero yo no soy solamente cadenista! He diseñado joyas toda la vida. Nunca se olvide usted de una cosa muy importante: lo nuestro es pasión.
Y con pasión y sencillez me enseña algunos de sus diseños. Además de joyas Jorge ha creado objetos maravillosos en plata. Quedo enamorada de un precioso set de abrecartas y señalador de libros.
Me muestra una “rastra” – apliques que se ubican en la parte delantera central del cinturón del gaucho los cuales se sujetan por medio de cadenas al cinturón ancho de cuero. – Su diseño es impactante.
Jorge G.: Esto, la “rastra” es típico de acá. En Europa no se conoce este tipo de apliques para los cinturones de gaucho ¡porque allí no hay gauchos! (risas) pero mire que interesante es el ciclo de los oficios, tenga en cuenta que mi padre traía técnicas de trabajo del metal artesanales de Europa.
Diciendo esto abre un viejo cuaderno con anotaciones, es un cuaderno muy antiguo, con algunas hojas que están sueltas, el cuaderno tiene casi cien años y allí está, como elemento de consulta lleno de secretos. Pienso en un antiguo cuaderno de alquimista. Me resulta casi mágico.
Jorge G.: Las técnicas que trajo mi abuelo de Europa, hoy casi no se usan en el viejo continente. Mi hijo que vive allí las llevó de regreso.
Uno de sus hijos, Ariel Garagorri, vive en Verona, Italia y ha alcanzado tal nivel internacional, que lo convocan a colaborar grandes nombres como la artista Yoko Ono, o la empresa Cipollini, por citar apenas dos. (Pero Ariel Garagorri será tema de otro artículo, ya que en julio estaré en Verona e intentaré visitarlo para entrevistarlo ¡y exponerlo todo en nuestro blog!)
Me quedaría toda la tarde escuchando historias familiares y viendo este maravilloso universo de trabajo y pasió, pero el tiempo es tirano y debo partir.
Me despido de la sonrisa encantadora de Analía Soledad y la mirada serena de su padre Jorge, una familia de “domadores del metal”, quienes han conseguido a través de los años continuar con la tradición orfebre del abuelo Domingo dinamizándola y enriqueciéndola en la generación de Jorge hasta llegar a los estilizados diseños de Analía Soledad, Pablo y Ariel.
Gracias y hasta siempre a los Garagorri y adiós a Córdoba “de la nueva Andalucía”