No hay una piedra preciosa que haya inspirado más leyendas, historias y supersticiones que el ópalo. ¡Una gema definitivamente fascinante!
En la antigua Roma
¿Por dónde comenzar a contar la historia de los ópalos? En tanto es indispensable saber que se trata de una gema conocida desde la antigüedad. Una de las historias más conocidas se remota a la antigua Roma. ¿Quién no ha oído hablar de Marco Antonio y su amor por Cleopatra? Pues un ópalo y este amor apasionado causaron el infortunio de un Senador Romano conocido y respetado en la ciudad eterna.
Su nombre era Nonius, quien poseía una espectacular colección de joyas y piedras preciosas exquisita y que contaba con uno de los ópalos mas bellos jamás vistos hasta esa fecha.
Marco Antonio decidió que no habría mejor regalo para Cleopatra que la maravillosa gema, el único inconveniente es que no contó con que su posesor no querría vendérsela. Marco Antonio ofreció inmensas sumas de dinero a Nonius quién insistió en su rotunda negativa.
Conociendo la tenacidad y la obstinación de Marco Antonio, el Senador Romano prefirió partir rumbo al exilio para quedarse en posesión de su piedra preciosa y evitar nuevos enfrentamientos con Marco Antonio. Su decisión lo llevó a Alejandría.
Y así fue como Cleopatra no tuvo el ópalo, Marco Antonio se remordió en su orgullo y Roma perdió a uno de sus mejores políticos, Nonius, que murió en Alejandría sin desprenderse de su ópalo.
Creencias insólitas
Desde siempre se lo ha considerado como piedra preciosa capaz de prevenir y curar las enfermedades de los ojos y una de las leyendas antiguas más divertidas es que gracias al ópalo sus portadores podrían convertirse en invisibles – ¡Por eso eran codiciados por los ladrones!
En el medioevo se les regalaba un collar de ópalos a las adolescentes rubias, ya que era considerado como garantía para que el color de cabello no se les oscureciera o perdiera brillo con el tiempo.
Gracias al efecto benefactor y guardián de los ópalos, las doncellas lucirían rubias cabelleras hasta la edad adulta. Yo uso tinte con el mismo resultado. Pero lógicamente tampoco me privo de lucir ópalos, independientemente del estado de mi cabellera.
Los ópalos más conocidos de nuestros días, son sin duda, los ópalos provenientes de Australia. Es interesante saber que se trata de una calidad que era desconocida anteriormente y por eso, al inicio, tuvieron bastante dificultad en establecerse en el mercado ya que nadie creía posible que la intensidad de su juego de color fuera natural.
No olvidemos que los ópalos habían caído en desgracia en 1829 a causa de la novela de Sir Walter Scott “Anne of Gueuerstein”, que narra la desaventura de su heroína Lady Hermione, quién poseía un ópalo embrujado, el cual pierde su fuerza y destruye a su posesora cuando le caen un par de gotas de agua bendita.
El libro fue un Best Seller y el ópalo pasó a ser una “piedra maldita” portadora de “mala suerte”. Tal fue así que en el mercado de las gemas del ópalo tuvo una abrupta caída de precio del 70%. ¡Esto lo ocasionó un libro…! Bueno, en esa época sucedían cosas increíbles a causa de los Best Sellers, por ejemplo el “Werther” de Goethe no solo inundó de chalecos verdes la sociedad joven de Europa central, ¡sino que también provocó una serie de intentos de suicidio por amor!
Pero volvamos a nuestros ópalos, fue casi 50 años más tarde que aparecieron los primeros ejemplares de ópalos australianos en Londres, y como ya comenté más arriba fueron acogidos con algo de escepticismo.
La reina Victoria y su visionario amor por los ópalos
A favor de los recién llegados estuvo nada más ni nada menos que la mismísima reina Victoria del Reino Unido, a quién no le gustaban los Best Sellers, no tenía nada de supersticiosa y muchos menos de tonta y detectó en seguida el potencial de las nuevas gemas provenientes de una de sus colonias.
Victoria impulsó la extracción de ópalos, su producción en joyería y su comercialización y dio el ejemplo luciendo enormes y bellos ópalos engarzados en opulentas joyas, sobre todo en encuentros diplomáticos, para incentivar la curiosidad sobre la gema en el exterior.
Efectivamente en poco tiempo el ópalo australiano fue objeto del deseo para todos aquellos que tuvieran colecciones importantes de joyas. ¡Business! ¡De eso Victoria entendía un montón! Hasta el día de hoy las integrantes de la familia real británica llevan ópalos de estupenda calidad que pertenecen a la colección de joyas de la corona adquiridos por la reina Victoria.
Si bien ya en 1875 se encontraron varios bellos ejemplares en las colinas de Kyabra al sudoeste de Queensland fue recién en 1889 que llegaron al mercado de Londres los primeros cristales de Queensland y con ellos se estableció en Inglaterra la industria que conocemos hasta el día de hoy.
En 1903 hicieron su aparición en sociedad los ópalos negros de Lightning Ridge con su belleza avasalladora – hasta el día de hoy inigualables y muy codiciados – y en 1915 aparecieron los ópalos de Coober Pedy, mayor yacimiento de ópalos de luz hasta la fecha.
Yo os invito a descubrir los ópalos que ofrece Juwelo. En nuestras colecciones contamos con excelentes ejemplares de Etiopía e Indonesia como así también, para quienes aman el lujo mágico, los ópalos negros de Lightning Ridge y otros variados ejemplares australianos.
Para mi, la única “mala suerte” es ¡NO poseer un ópalo!