Estamos en el Mar Báltico, recorriendo el “Camino del ámbar” que se desplaza a lo largo de la costa del Báltico a través de diferentes recorridos.
En el Castillo de Marienburg, no demasiado lejos del puerto de Danzig, se ha creado un museo en cuyo interior se encuentra una variedad maravillosa de tesoros en ámbar .
El camino del ámbar
No existen muchas noticias o dibujos que nos indiquen cuando se recorrió por primera vez esta ruta. Existen documentos que confirman el intenso comercio practicado mucho antes de la época de la antigua Roma.
Parece efectivamente que los etruscos preferían esta ruta, que partiendo de Génova, conducía al Mar del Norte, atravesando los Alpes y luego descendiendo hacia el Rin, donde extraían ámbar, ya muy codiciada en aquella época.
Los valles fluviales de Europa Oriental fueron recorridos como “calles del ámbar”. Desde el Vístula al Danubio, así como desde el Dnjepr a la costa del Mar Negro y del Volga al Mar Caspio.
En Hartlieb, cerca de Bratislava se han encontrado depósitos de ámbar subterráneos: eran almacenes hechos por quienes podríamos llamar los primeros artesanos y que contenían quintales de ámbar tanto en crudo como elaborada. De aquí se deduce que ya en la edad de bronce las comunidades habían creado algo parecido a nuestros centros comerciales. En Mesopotamia y luego en Grecia existieron claras referencias al uso del ámbar. Los romanos llegaron a Europa del Norte a través de la Via Magna, que ellos mismos habían construido. Aquileia se convirtió entonces en el centro de la elaboración de ámbar.
Entre los cuartos mágicos del Museo al interno del Castillo de Marienburg
El Museo dedicado al ámbar en el Castillo se compone de diferentes cuartos que permiten observar al visitante diferentes vitrinas que contienen los tesoros en ámbar: desde joyas hasta una gran cantidad de objetos decorativos realizados con esta y otras piedras preciosas.
Aprovechando una atmósfera de lo más sugestiva, es posible recorrer los cuartos disfrutando de la indescriptible belleza de las piezas expuestas.
Parte de las creaciones expuestas fueron realizadas en el territorio que circunda el castillo: durante 200 años, desde la mitad del siglo XVI a la mitad del siglo XVIII, la producción artística del ámbar tuvo gran impulso en la región.
Los centros más grandes de manufactura sobre el Báltico eran Danzig y Królewiec. Aquí trabajaron el ámbar los mejores artesanos y orfebres, asociados en corporaciones. Entre ellos se distinguen Michel Redlin, Christoph Maucher, Nicolaus y Gottfried Turau en Danzig y Stentzel Schmitt, Georg Schreiber y Jacob Heise en Królewiec.
Dichos artesanos, reconocidos hoy como verdaderos artistas se dedicaron a la elaboración de cofres, cajas, copas y cálices, tazas, vasos y platos, pequeñas esculturas y utensilios varios. Además se encuentran diversos objetos de carácter religioso como rosarios, relicarios y pequeños altares, todos realizados rigurosamente en ámbar y conservados en el interno del museo.
Las creaciones pertenecían a la categoría de artículos de lujo. Eran encargados por reyes, duques y personajes ricos representantes de la aristocracia, la nobleza y el clero. Era costumbre tener en las cortes a artesanos que trabajaran la gema exclusivamente para sus pedidos.
Los artesanos se dedicaban a trabajar el ámbar en crudo, transformándolo en creaciones maravillosas, que luego se convertían en encantadores regalos para nobles y diplomáticos de las diferentes cortes europeas.
El viaje a través de los sitios mágicos del Museo para descubrir los tesoros en ámbar continúa…