Locura de amor Pablo Picasso – Dora Maar
El amor de Pablo Picasso a Dora Maar: Pasa, ¡claro que pasa! Pasa que a veces en el fragor de una apasionada discusión y guiadas por el impulso hagamos cosas de las que luego nos arrepentimos, o incluso que, cuando las aguas se han calmado, nos hagan reír… lo cierto es que cuando la media naranja hace enojar al otro pueden suceder cosas insólitas. Locuras de amor.
Es conocida la estrepitosa y apasionada relación que tuvieron el artista Pablo Picasso y la fotógrafa y pintora Dora Maar, una de las más pasionales entre sus mujeres. Se cruzaron por primera vez en 1936, en Paris, en el local “Les Deux Magots” donde Dora se encontraba en una mesa jugando con un cuchillo el cual clavaba velozmente haciéndolo pasar entre sus dedos enguantados. Manchas de sangre aparecían en los guantes a medida que el juego y la velocidad avanzaban. Al final de ese encuentro, Dora se quitó los guantes y Picasso se los llevó como recuerdo.
¿Romántico? Bueno, hay gusto para todo.
Lo cierto es que a partir de allí se frecuentaron e iniciaron una de las más tempestuosas y apasionadas entre las conocidas relaciones que el pintor vivió con sus mujeres. Pero ¿por qué os cuento yo hoy todo esto? – Os estaréis preguntando -, pues ahora viene la anécdota: en una oportunidad, caminando por el Sena, embebidos en una acalorada discusión Picasso le reprochó haber cambiado un cuadro suyo por “esa pelota”, se refería a un anillo en oro, con un rubí enorme, pulido a cabujón que llevaba Dora. Como respuesta Dora se quitó el anillo y lo arrojó al río. (Yo no sé vosotras, pero creo que a mi no se me hubiera ocurrido una locura semejante, no importa cuan enojada me hubiera puesto. Creo que quizá hubiera arrojado al mismísimo pintor al Sena, pero ¿desprenderme de un anillo tan bonito?)
Y ahora viene lo más fuerte: Picasso, consciente que su reproche había estado fuera de lugar decidió repararlo realizando él mismo un anillo para ella. Lo que se conoció en la posteridad como “el anillo de la reconciliación”. La joya en cuestión es un ¡retrato de Dora en miniatura! – ella fue su musa inspiradora mientras estuvieron juntos – Se trata de un retrato ovalado enmarcado con un borde de metal dorado esmaltado que muestra diminutos lazos y flores.
Thomas Bompard, miembro de Sotheby’s, define este anillo como una “pieza íntima” cuya importancia radica no sólo en el valor personal de la pieza, sino también en que fue pintado en la misma época en la que el artista trabajaba en el gran mural del Guernica.
Este anillo que apaciguó los ánimos de Dora, al menos por un tiempo, la acompañó por el resto de su vida. La relación con Picasso duró siete años y la separación le costó un desequilibrio síquico que la llevó a internación con shocks eléctricos incluídos. Pero ella nunca se despidió de su anillo. Recién después de su muerte, en 1998 fue vendido a un coleccionista privado.
Y el 21 de junio pasado fue a subasta en Sotherby’s de Londres alcanzando un precio más alto del que se esperaba: ¡664.500 euros! El catálogo de Sotheby’s cuenta la proveniencia del anillo, la imagen ilustrativa muestra el anillo, donde se puede admirar un típico retrato de Picasso en mejor estilo cubista y la descripción dice escuetamente: “Tinta y lápiz de color sobre papel en metal amarillo”. Además se aclara que el nuevo propietario deberá respetar el compromiso adquirido para la exposición “‘L’Art vous va si bien: Bijoux d’artistes“ en el Musée des Arts Décoratifs en París, desde marzo a julio del 2018.
Locuras de amor hay muchas y ésta es muy bonita protagonizada por dos personajes que han hecho historia en el siglo XX.