Joyas episcopales: El ceremonial de obispos señala que el anillo, el báculo de pastor, la mitra y la cruz pectoral son las insignias episcopales que distinguen a los prelados.
El simbolismo de las insignias tienen un origen antiguo y son un signo de la autoridad del que las lleva. En la iglesia se complementa con su significado espiritual, sobretodo en las ceremonias litúrgicas.
El precioso tesoro del Vaticano da testimonio majestuoso del valor de semejantes joyas y de las innumerables historias detrás de ellas.
En el caso del anillo, es un símbolo de la alianza espiritual del Obispo con la iglesia, de su lealtad y de su desposorio con la Santa Institución. Lo lleva en el dedo anular de su mano derecha. Ya en el siglo IV San Optato de Mileva menciona el anillo e indica que servía a reconocer que el Obispo era esposo de la Iglesia.
En el caso del Papa, el anillo es llamado “el anillo del pescador” en alusión a San Pedro, el apóstol creador de la iglesia, y a su oficio de pescador, algunos alegan además el significado de la función del Papa como “pescador” de fieles. El anillo del pescador tiene la imagen de San Pedro pescando en un bote bordeado por el nombre en latín del actual Santo Pontífice.
La mención más antigua del anillo se remonta al año 1265 en una carta de Clemente IV, y era usado para sellar la correspondencia privada del Papa.
Al fallecer el Pontífice se destruye el anillo, para evitar que sea usado indebidamente. El ritual a seguir es bastante estricto: un cardenal, el camarlengo, luego de llamar al Papa por su nombre lo golpea simbólicamente con un martillo de plata y le retira el anillo que inmediatamente es golpeado con una maza de plata y de esa manera destruido. La constitución apostólica Universi dominici gregis, promulgada por Juan Pablo II en 1996, se limita a indicar «que sean anulados el anillo del pescador y el sello de plomo, con los cuales son enviadas las cartas apostólicas».
Fue el Papa Benedicto XVI quien decidió rescatar la tradición del uso oficial del anillo del pescador, luego de que sus antecesores no lo usaran mas en las ceremonias.
Claudio Franchi, orfebre que opera en el taller histórico de la familia fundado en 1886, fue comisionado en el año 2005 para realizar el anillo del Papa Benedicto XVI.
El diseño elegido para el anillo de Benedicto fue inspirado por una pintura de Miguel Ángel. El concepto final requirió más de 200 dibujos y dibujos en color. La forma elíptica representa la plaza frente a la Basílica de San Pedro.
El anillo es de 35 gramos de oro puro y se necesitaron ocho artesanos trabajando 15 horas al día durante dos semanas para hacerlo.
Cuando Benedicto XVI renunció sucedió un hecho no habitual. Siendo de que el Papa no había muerto la tradición de “destruir” el anillo fue cambiada por una “biffatura”, que significa “anular con una cruz”, es decir que fue anulado mediante la incisión de una cruz para evitar que fuese usado nuevamente.
El Papa Francisco solicitó, en parte para confirmar su principio de Papa austero, que su anillo del pescador no sería realizado en oro macizo sino en plata dorada. Como anillo personal se hizo hacer un anillo en la bodega barcelonesa Capdevila, fundada en 1905 y especializada en ornamentos religiosos.
Claramente el valor espiritual de las joyas episcopales es inmenso, pero su valor económico no deja de ser por ello menor. Así, como el Papa Juan Pablo II donó su anillo a un convento de Wadowice en Polonia, el Papa Pablo VI cedió dos importantes joyas episcopales con el fin de recaudar dinero para caridad: la cruz pectoral y su anillo de platino con más de 75 quilates de diamantes. Esto sucedió durante una visita en 1965 a las Naciones Unidas. Tenía la intención de que los artículos que se subastaran y que el producto de la venta se usara para aliviar el sufrimiento humano. Ellos fueron comprados en 1967 por $ 64.000 por un joyero de Chicago, Harry Levinson.
La cruz pectoral era ya usada por los primeros cristianos y en el siglo XIII pasó a ser una joya significativa en la vestimenta de los obispos.
En el caso de la cruz pectoral de Paulo VI se trata de una joya de oro 18k tallada intrincadamente. Es de 7 pulgadas de largo y decorada con doce diamantes que varían en tamaño de 3 a 8,66 quilates de calidad VVS y VC, recorren la longitud y el ancho de la cruz con un total de más de 60 quilates. A eso se sumen Esmeraldas Colombianas y Diamantes más pequeños que decoran los bordes de la pieza.
El destino de estas joyas es peculiar. Terminaron en una subasta hecha por Ebay. El hecho de que un joya con tanto valor espiritual termine por ser vendida en una plataforma de internet es un hecho que hace reflexionar.
El viaje de esta simbólica joya ha involucrado a celebridades que van desde U Thant, ex secretario general de las Naciones Unidas, pasando por el acróbata en motocicleta Evel Knievel, hasta terminar en una tienda en Wilmington, Carolina del Norte, propiedad de un joyero bautista sureño llamado Alan Perry. El joyero decidió subastarla en Ebay y esperaba obtener por la joya entre los 800.000 y 900.000 dólares.
Actualmente las joyas santas están aparentemente en posesión de la casa de antigüedades M.S Rau de Nueva Orleans que ofrece las joyas por un total de $ 1.9 millones. «Estas dos piezas, no sólo son históricamente significativas, sino que son además extraordinarias debido al hecho de que la joyería papal rara vez llega al mercado», dijo Bill Rau, dueño del negocio de bellas artes y antigüedades.
Esa fue la última noticia que se tuvo de las benditas joyas.