Botticelli, su musa y las joyas

Simonetta Vespucci, la musa de Botticelli, nacida en Cattaneo, fascinó a la corte de los Medicis en la Florencia de los años 1450 con su belleza. A nosotros hoy nos fascinan las joyas que vemos en los retratos que se han hecho de ella.

De origen Genovés llegó a Florencia luego de casarse con Marco Vespucci, miembro de unas de las familias más conocidas de la ciudad, capital indiscutible de la cultura renacentista.

cultura renacentista

El matrimonio fue un fracaso pero Simonetta entró a través de él a la corte de los potentes Medicis, amigos de la familia Vespucci. Algún que otro rumor dice que fue amante de Giuliano di Medici, el que dijo de ella „La Sans par“ (la que no tiene igual), la mujer cuya belleza no podía ser alcanzada por ninguna otra mujer en el mundo.

Inmediatamente se hacen hacer retratos de ella y de esa manera se transforma en la musa de grandes artistas. Sobretodo de Sandro Botticelli que la inmortalizó en varias pinturas. ¿Qué tipo de relación unió al magnifico pintor con Simonetta? Solo se puede especular. A todo esto, el tema que nos interesa, las joyas que adornan a la musa y su significado, tiene comienzo mucho antes de este acontecimiento.

Sandro Botticelli se formó junto con su hermano como orfebre, antes que como pintor. En esos años la orfebrería era un arte tan prestigioso como la pintura.

Con su típico humor inglés, Peter Ustinov comentó que si Botticelli viviera hoy ¡trabajaría para “Vogue”!

Los pintores de la época en los retratos de damas de la corte acostumbraban representarlas con alguna de las joyas perteneciente a su vestuario. Siempre eran significativas, un regalo de bodas, o representaban una alegoría. Por ejemplo las perlas eran un signo de pureza o castidad y, como estos eran atributos dignos de damas de la corte, eran acentuados de esa forma.

Joyas

Collar con perlas cultivadas – Colección Juwelo

Yvonne Hackenbroch, experta en joyas del renacimiento y autora del libro „Joyas del Renacimiento“  escribe: “En el Renacimiento se revisó el pasado grecolatino, pero con ojos nuevos. Los orfebres -todavía no se llamaban joyeros- se inspiraron en la mitología clásica, usaron las perlas, los diamantes, las piedras preciosas y el oro del Nuevo Mundo (América Latina), y unieron todo con nuevas técnicas, imaginación y gracia.“

Joyas más independientes de la ropa como los colgantes, los medallones, los collares, y los anillos se han utilizado desde la antigüedad, pero es en la edad del Renacimiento que, junto con el descubrimiento de la belleza del cuerpo humano, se comenzó a utilizar la joyería en el sentido moderno: Embellecer el cuerpo mismo, independientemente del vestido. Fue en la segunda mitad del siglo XV y en el siglo XVI cuando los cambios en la moda permitieron el uso de collares, pulseras, etc.

Los adornos para la cabeza se volvieron cada vez más sofisticados. Los coiffures fantásticos fueron preparados y adornados con ornamentos intrincados, cadenas de perlas o piedras preciosas y  colgantes delicados.

Basta ver el retrato de una joven (Simonetta Vespucci) en la Galería de Pinturas de Berlín y los ornamentos con perlas que embellecen su sofisticado peinado.

Botticelli era un maestro en alegorías, por ejemplo dos de las tres Gracias “La primavera” lucen un colgante que parece fuera de lógica; algunos teorizan que las joyas identifican a las dos Gracias como prometidas o casadas. También la figura de Venus con un hermoso vestido luce en su escote un rubí que era la piedra femenina por excelencia y en su color rojo representa el amor.

Colección de Juwelo

Colgante en oro con rubí atardecer – Juwelo

En “Venus y Marte” hoy en la Galería Nacional de Londres La Venus (Simonetta Vespucci) tiene un broche estupendo prendido a su escote que, según algunas versiones, podría haber sido un regalo de matrimonio de Giuliano Vespucci, ya que según parece la familia fue la que comisionó el cuadro. El broche posee un total de ocho perlas con un rubí central.  Pero no hay que olvidar que Botticelli poseía las dotes de orfebre y es también posible que fueran creaciones de su imaginación, esta joya tiene un estilo muy similar a la de las tres gracias en “La Primavera”.

Botticelli, su musa y las joyas

Simonetta, como muchas de las bellas heroínas del melodrama, murió joven (con solo 23 años) de tuberculosis.  Tal vez esta muerte prematura haya contribuido a su mito, y su belleza es ahora eterna y mas subyugante gracias a la maestría de Sandro Botticelli que la pintó como un orfebre hace con sus más queridas joyas.