Se ha creído hasta este nuevísimo descubrimiento que las primeras joyas fueron creadas por el Homo Sapiens unos 100.000 años atrás. El último hallazgo nos indica que su proveniencia se remonta a 130.000 años y fueron hechas por los Neandertales.
Este nuevo descubrimiento, que ha causado sensación en los ámbitos de antropológicos, se basa en un conjunto de garras fósiles halladas en el sitio neandertal de Krapina en 1900 y estudiadas minuciosamente en los últimos años por la prestigiosa antropóloga Davorka Radovcic, una de las directoras de colecciones del Museo de Historia natural de Croacia, en Zagreb. La científica llega a la conclusión que dichas garras fueron utilizadas como adornos, en forma de collares o colgantes, resultando así éstas las primeras joyas de la humanidad que se conocen hasta la fecha.
Me pareció interesante relatar este hallazgo ya que muchas veces subestimamos el significado que implica llevar una joya. ¿Por qué desde tiempos tan remotos el ser humano se decora? Pensemos que se creía que recién a partir del Homo Sapiens la usanza de decorarse tenía vigencia y en cambio con este nuevo descubrimiento sabemos que ya el Neandertal sucumbió a la tendencia (¿vanidad?) de usar elementos de adorno.
Es a través de este hallazgo que se le reconoce al Neandertal habilidades simbólicas – desconocidas hasta la fecha – y de cognición avanzada que le permitiera elaborar objetos para adornarse. Las últimas investigaciones científicas incluso concuerdan con que el homo neanderthalensis tuvo cierto grado de hibridación con el ser humano moderno, por lo que sus genes se encuentran todavía en todos los pueblos de Eurasia.
Pero regresando a las famosas “joyas”, estas garras pertenecieron a la “gran águila”, una gran ave rapaz, llamada “alfombra voladora” a causa del tamaño de sus alas de más de dos metros, la cual debe haber impresionado enormemente al hombre del paleolítico quien supuestamente le otorgó un significado especial. Se trata de una colección de restos fósiles descubiertos hace más de 100 años en la cueva de Husniakovo. La antropóloga Dr. Davorka Radovcic comenta que: «lo que llamó enseguida mi atención fue que en los restos fósiles de las garras noté incisiones antropogénicas, obra de manos humanas». A continuación reunió un grupo de expertos que examinaron y analizaron los objetos hallando incisiones hechas por el hombre, así como huellas de rozamiento en los costados, lo que apunta a que fueron usados como collares o algo similar. Otro indicio es que las garras – ocho en total – presentan huellas de haber sido expuestas a un ambiente ácido, como el sudor del cuerpo humano, lo que confirmaría una vez más lo que afirma Radovcic. A la falta de perforaciones la antropóloga responde: “La morfología de las garras facilita que hayan sido atadas con una cuerda, sin necesidad de agujeros, no sabemos si fueron precisamente collares, pero estamos seguros que fue un objeto de adorno, una joya que llevaban sobre el cuerpo”.
Esto nos indica que las joyas existen desde que existe el ser humano, incluso en su forma más primitiva, a partir del Homo Sapiens las joyas se perfeccionan y su evolución no ha dejado de procesarse hasta la fecha. Han cumplido diferentes funciones: amuletos protectores, símbolos de poder y riqueza, transmisores de sentimientos y la lista continúa. Cada época fue marcada por un tipo de joya e incluso en los momentos más difíciles por los que pasaron diferentes grupos humanos las joyas siempre estuvieron presentes en mayor o menor medida.
Ciertamente las piedras preciosas incorporan en la creación de joyas un componente de belleza y esplendor que hasta el día de la fecha no ha dejado de sorprender.