¿Cuáles son las características más interesantes de la Amatista de Uruguay?
¡Sin lugar a dudas la intensidad de color!
Mientras me cuenta todo esto Carlos me enseña una geoda de alrededor de 60 cm de largo y 50 cm de ancho, en cuyo interior se muestran en bruto los cristales de Amatista, perfectos, sublimes, de un intenso color violeta, con una impecable cristalización y una maravillosa trasparencia. Carlos sonríe al ver la emoción que pruebo al contemplar los cristales y agrega con la certeza de quien sabe leer el pensamiento de los amantes de gemas:
¿Está imaginando una de estas Amatistas talladas y engarzadas? ¿Se imagina la belleza si los cristales son así en bruto?
Se trata de calidad superior de gema, es lo que nosotros conocemos por Amatista AAA.
Cuénteme Carlos, ¿es común encontrar Amatistas de esta calidad?
Las así llamadas “bochas” (geodas cerradas) de Amatistas de intenso color y perfecta cristalización se encuentran en excavaciones muy pero muy profundas. Se extrae por lo general la bocha cerrada y con mucho cuidado se la debe partir en dos, como el mínimo error puede dañar la geoda este trabajo requiere concentración y experiencia. A veces te llevas sorpresas, ya que esperabas una calidad que no es la que te encuentras. Es un porcentaje muy bajo el de las Amatistas con esta intensidad de color, que la hace todavía más preciosa. La “cáscara” de la geoda de Amatista de color violeta intenso es – por lo general – de basalto.
Carlos me muestra una geoda con cáscara de basalto partida en dos, impecablemente pulida en los bordes para que sea agradable al tacto y muestre en todo su esplendor la textura de la geoda, que encierra los cristales de intensa tonalidad violeta. Es increíble la perfección. Se podría tomar un cristal de Amatista tal como es y engarzarlo en un colgante. Carlos me lee el pensamiento y me muestra exactamente lo que yo estaba imaginando. Un cristal en bruto, engarzado en un colgante sin que la piedra se haya mínimamente trabajado. Con una mirada franca, de quien está orgulloso de lo que hace, Carlos me advierte:
Nunca pierda de vista el hecho de que el trabajo que yo le estoy narrando es artesanal, nosotros trabajamos con instrumentos que nos permiten exactitud, pero es un trabajo netamente manual. Hay graduaciones de violetas más claros, con geodas de otras cáscaras, que tienen una belleza especial y una excelente cristalización. Una cosa es cierta y es importante saberlo, la mejor calidad de Amatista solo se halla a muchos metros de profundidad y sacarla a la luz no es cosa de todos los días. Son muchos los elementos que deben confluir para que un cristal de ese tipo se haya formado hace millones de años. Yo creo en la energía que tienen y transmiten las piedras.
Carlos me muestra aún otro ejemplar de geoda, en este caso es un ejemplar más pequeño pero con una maravillosa cáscara de Ágata. Propiedades geológicas bastante particulares han hecho de esta zona del mundo un sitio sublime para la formación de Amatistas y Ágatas. Y me muestra todavía más maravillas: geodas donde dentro, entre los cristales de Amatista, se hallan enormes Calcitas con inclusiones de Turmalina Negra. Son piedras de una belleza que me deja sin aliento. Se trata de piezas para coleccionistas, quienes lo visitan regularmente en búsqueda de tesoros como ese. Carlos sigue con su narración:
Me di el gusto hace unos años de hacerle un regalo a mi madre. Mi madre es una mujer muy arreglada, con amor por el detalle y siempre tuvo la casa donde crecimos hermosa y puesta con gusto. Yo le hice el piso de entrada de la casa completamente cubierto con Amatistas. ¡No se imagina lo lindo y original que quedó!
Yo estoy embelesada por la imponencia de los ejemplares de piedras y conmovida por quien me los coloca adelante. Carlos lo hace con gran sencillez, respondiendo con paciencia a todas mis preguntas, regalándome su tiempo, generosamente. Pero la generosidad de Carlos al compartir su enorme caudal de saber no queda allí. Carlos se ha dedicado durante años a ir a las escuelas a trasmitir sus conocimientos a los niños y adolescentes. Según Carlos esto es esencial, me explica que Uruguay nunca fue realmente consciente de sus piedras, de la riqueza en Amatistas con la que cuenta, que fue toda una lucha trasmitir este concepto y que recién en los últimos años, debido a la repercusión que esta gema de proveniencia uruguaya ha tenido en el mercado internacional de piedras preciosas es que se está despertando del letargo. “Pero aún queda mucho para hacer” insiste Carlos “Hay que fomentar la consciencia de que esto que viene de nuestro suelo es un tesoro que hay saber valorar y también aprender a proteger”
Me despido de Carlos Espejo agradeciéndole la nota, aún conmovida por todo lo que sabe y la humildad con que lo comparte.
Con las últimas imágenes de este país increíble subo al avión rumbo al viejo continente. ¡Adiós Uruguay, espero volver pronto!