Los Rubíes han estado siempre presentes en las colecciones reales. Hasta el día de hoy ocasionan admiración en las espléndidas joyas que llevan los miembros de la realeza.
Con ocasión de la visita de la Reina Isabel II de Inglaterra a Alemania estuve leyendo la repercusión obtenida por la soberana en dicho país. Y es aquí donde se confirma que todos sienten una fuerte fascinación por las joyas, ya que la visita de la soberana tenía un fuerte carácter diplomático y representativo y mucho se habló de todo eso… ¡pero en ningún informe faltó la mención de sus joyas!
Es de conocimiento público que las joyas se usaron en todas las épocas pasadas como demostración de poder y de riqueza por parte de los soberanos de los grandes reinos, pero eso ya no es así. El poder se demuestra de otra manera. Lo que sí es cierto es que los miembros de la realeza europea estudian muy bien la manera de exponer sus joyas en todas las ocasiones posibles. En el caso de la reina Isabel II lo que causó estupor, admiración y muchos comentarios en la prensa alemana fue su collar, broche y aretes de gigantes rubíes y diamantes. Lo más remarcable fue el tamaño de los rubíes, de un bello color rojo púrpura, los cuales eran gigantescos. Este parure de joyas perteneció a la Reina Victoria (1837-1901) quién compró las alhajas al joyero de corte Garrard. (De este joyero proviene además el anillo de compromiso de la princesa Diana, que hoy lleva Kate). Lo sorprendente es que originariamente el conjunto llevaba Ópalos y no Rubíes. La reina Victoria adquirió estas tres piezas para llevarlas junto a una tiara suya conocida como “The Oriental Circlet” (La Diadema Oriental). Victoria dejó estas joyas (que eran de su pertenencia) en posesión de la corona, luego de su muerte. La reina Alexandra, quién no amaba los Ópalos, cambió dichas piedras por enormes Rubíes, se cree de proveniencia birmana, que habían sido regalados a la corona británica por gobernantes hindúes.
La Reina Isabel II ha usado en varias ocasiones las piezas por separado, combinándolas con otras joyas. En Berlín, en el banquete oficial en su honor, se presentó con el parure completo de collar, aretes y broche. ¡Qué conjunto mas espléndido! ¡Qué majestuosidad!
Otro miembro de la realeza británica ha llamado la atención últimamente con un collar de Rubíes asombroso. En este caso se trata de alguien que no lleva el papel mas fácil en lo que a popularidad se refiere: Duquesa Camila, la actual esposa del príncipe Carlos, quién sorprendió en la première de la segunda parte de la película El exótico Hotel Marigold por lucir un parure de pendientes, brazalete y gargantilla de Rubíes y Diamantes. La gargantilla es sin duda la pieza mas espléndida. Cuenta con cuatro vueltas en oro y platino, con 18 grandes rubíes y diamantes y con el mismo diseño y las mismas piedras preciosas acompañan el parure los aretes colgantes y el brazalete.
Es sabido que la Duquesa rechaza usar joyas del patrimonio de la corona, aunque hizo una excepción con un broche de diamantes con el penacho de plumas del Príncipe de Gales.
En este caso se trata de un obsequio personal que recibió Camila de la familia real de Arabia Saudita en su visita oficial junto a Carlos a ese país el año pasado. Es habitual que los jeques obsequian a sus visitantes ilustres con joyas costosas y muy vistosas. En este caso se trata de un “pequeño tesoro” valorado en un millón y medio de euros… ¡vaya obsequio!
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