“El arcoíris de la virgen” este es el nombre que ha recibido la última maravilla descubierta en Australia, tan sólo con escucharlo podemos intuir la importancia que ha adquirido esta piedra preciosa.
¿Pero de donde viene su misterioso nombre? Una curiosa leyenda aborigen arraigada en la cultura australiana, relata como un arcoíris cayó sobre la tierra dejando atrás un torbellino colores atesorados durante siglos dentro de los ópalos.
Hasta ahora no se había encontrado un ópalo capaz de mostrar tal colorido, la infinidad de tonalidades que desprende lo hacen único en el mundo. Un dato que puede sorprender, es que los ópalos no tienen realmente un tono definido, necesitan ser reflejados por la luz para revelarse en todo su esplendor.
El yacimiento del hallazgo se encuentra en los campos de Coober Pedy, un pueblo situado en pleno desierto al sur de Australia, en el que conviven una gran cantidad de nacionalidades atraídas desde hace un siglo por la actividad minera. Muchas personas viven en casas subterráneas, soportando cada día el sofocante calor para extraer la piedra preciosa nacional del país, y no es de extrañar, ya que el 95 % de los ópalos de todo mundo se producen en Australia.
La peculiaridad de esta tierra se debe a que durante la era Mesozoica esta región estaba inundada por un mar interior poblado con reptiles acuáticos, al secarse y convertirse en un desierto, los restos fósiles de estos animales quedaron petrificados en el fondo permitiendo la formación de los ópalos.
A un experto minero como John Dunstan, descubridor de la gema, no le pasó desapercibida su singularidad. Mientras pulía la piedra, se dio cuenta del valor que podría llegar a alcanzar. Y no se equivocaba, en la actualidad tiene un valor estimado que supera del millón de euros.
“El arcoíris de la virgen” será expuesto por primera vez en septiembre en el Museo de Australia del Sur, en una gala que celebra la tradición de la extracción de ópalos en la región.