Grace de Mónaco, la película sobre la icónica princesa protagonizada por Nicole Kidman, no fue para nada un suceso. La película no cubrió las expectativas de la crítica ni del público. Pero si dieron de que hablar las joyas que se vieron.
Para la Grace de Nicole Kidman, la diseñadora de vestuario Gigi Lepage recreó 44 “looks” del armario de la princesa, y para evitar equivocarse durante el proceso creativo pidió la colaboración de algunos de los grandes nombres de la moda.
Aún más importante que su ropa, sin embargo, es la joyería, un elemento básico en el armario de Grace Kelly. El «biopic» sobre Grace Kelly está respaldado por Cartier (Grace Kelly era conocida por su amor y lealtad a Cartier).
La firma de lujo ha creado hasta cinco réplicas de algunas de las joyas más icónicas de la princesa de Mónaco para la película. Entre ellas, la tiara y el collar de diamantes que la diva made in Hollywood lleva en uno de sus retratos oficiales más recordados. La tiara de diamantes y rubíes fue el regalo de boda a la princesa Grace de la Société des Bains de Mer, uno de los grupos financieros más importantes en Mónaco; operan el casino, la ópera en Monte Carlo y el Hotel de Paris. La tiara fue hecha por Cartier. Los rubíes y diamantes se hacen eco de los colores rojo y blanco de la bandera de Mónaco, dando a la tiara un toque de estilo patriótico.
Otras reproducciones fieles de las piezas reales fueron producidos en los talleres de la Maison, incluyendo su anillo de compromiso de esmeralda de corte de diamantes de 10,47 quilates – obviamente un regalo del príncipe Rainiero III cuando en 1956 Rainiero le propuso matrimonio, tan solo ocho meses después de su primer encuentro.
Es de destacar aquí que este acontecimiento impulsó el afán de las actrices por llevar opulentas joyas con piedras preciosas auténticas. Hasta el momento muchas de ellas llevaban copias de los accesorios usados en los filmes, que en la mayoría de los casos contaban con imitaciones de piedras y material sintético.
La familia real de Mónaco no dio su beneplácito a la película de Olivier Dahan, pero como dueños de las piezas originales, los Grimaldi autorizaron a la casa de alta joyería a realizar las copias. Sin duda, como deferencia hacia la firma de cabecera de la princesa, puesto que en el comunicado que emitieron hace unos meses se desvinculaban completamente del proyecto cinematográfico por su «exceso de frivolidad» y por su «inexactitud histórica».
Los productores por su parte aseguraban que la película no pretendía ser un “biopic”, sino un acercamiento al mito Kelly. Eso fue una ventaja para la diseñadora de vestuario Lepage que declaró: «Ya que no era una película histórica, me sentí libre en términos de la trama para crear el vestuario».
No solo Kidman luce las joyas de Cartier, sino también la actriz española Paz Vega que interpreta a María Callas en la película, en la que luce un espectacular collar de esmeraldas y para no quedarse atrás, la colocación de productos también se extendió a algunos de los actores masculinos. Relojes y accesorios de Cartier son usados por el Príncipe Rainiero III interpretado por Tim Roth, y Aristóteles Onassis interpretado por Robert Lindsay.
Había tantas joyas de valor en el set que dos guardaespaldas tuvieron que acompañar a Kidman durante todo el rodaje.
En la escena final de la película, es la famosa joyería de la rue de la Paix de París, la que sirve de telón de fondo. Tal vez un signo de la importancia que da el film a las joyas que expone. En esa escena la princesa declara a la prensa que ha decidido renunciar a su carrera de Hollywood para dedicarse a su familia y sus obligaciones reales.
Una película que pretende acercarse a un ícono como Grace Kelly necesariamente debe acentuar el glamour y la opulencia ya que ella representaba ese mundo de esplendor. «Ella era una princesa y vivió en ese período y lugar donde todo era opulento», dijo Lepage. «En ese mundo no se compraba un vestido, sino que se compraban diez. ¿Los diamantes? ¡muchos, grandes e imprescindibles!”.
¿Diamantes? En Juwelo tienes excelente calidad a precios que seguramente Rainiero III ¡jamás hubiera sospechado!
Os espero con el próximo capítulo de la serie “El Cine y las Joyas, una relación glamorosa”