Portugal fue un gran imperio, con importantes colonias que enriquecieron las arcas de su monarquía. Las joyas de la Corona de Portugal eran conocidas por haber sido realizadas con finas piedras preciosas de la mejor calidad.
La caída de la monarquía portuguesa se produjo en 1910. A partir de ese momento Portugal pasó a ser una república. Los descendientes de los reyes de Portugal han regresado a su patria luego del período de exilio pero lo han perdido todo: palacios, posesiones de todo tipo, valores monetarios que han sido nacionalizados cuando la familia emprendió el camino al exilio.
Entre los tesoros nacionalizados se encontraba la impresionante colección de joyas de la corona portuguesa.
Esta increíble colección de alhajas sorprendentemente jamás ha tenido la publicidad que se merece. Es una colección que no se encuentra expuesta al público y por lo tanto muchos portugueses ignoran su existencia. Solo se la expone en eventos especiales.
El tesoro en las Colonias
La colección de joyas cuenta con piezas de maravillosa manufactura, pero lo sorprendente es la calidad de sus piedras preciosas.
La mayor parte de la colección se remonta al período de tiempo entre el 1700 y el 1900. Las piezas anteriores a esta fecha fueron vendidas por diferentes monarcas en el intento de defenderse de la dinastía de los Habsburgos.
Son joyas exquisitas realizadas por los mejores orfebres europeos del momento. Es de destacar por ejemplo el bastón y la caja de rapé del rey José I, en oro con enormes y bellos Diamantes de todas las tallas que fueron ejecutados en Parías entre el 1750 y el 1770. La colección impresionaba por la carga de Esmeraldas, Rubíes, Zafiros y Diamantes, Piedras Preciosas de enormes proporciones y de gran calidad, todas ellas provenientes de minas brasileñas y angoleñas. Estas gemas eran luego engarzadas en una infinidad de broches, pendientes, colgantes, diademas y brazaletes.
Cada una de estas joyas son un testimonio importante de la historia de la corona y de la calidad espectacular de piedras preciosas provenientes del Brasil.
La reina María II de Portugal llegó de Brasil con una exorbitante cantidad de gemas que fueron la admiración y el asombro de todas las damas de la corte.
Las joyas de la Corona de Portugal se encuentra celosamente guardada en el antiguo Palacio Real da Ajuda.
Hecho inesperado
Sucedió en el 2002, que el Museo Municipal de la Haya, en Holanda, realizó una enorme exposición de nombre “El diamante: del crudo a la joya” y tomó en préstamo buena parte de las así llamadas: “colecciones de las coronas” de Inglaterra, de Holanda, de Francia y… de Portugal!
Con tanta mala suerte para la colección portuguesa, que casi nunca ve la luz del día, que fue víctima de uno de los robos más espectaculares de joyas nunca hechos.
Durante la noche desaparecieron siete de las piezas que pertenecían a la corona portuguesa, entre ellas un Diamante de 135 quilates. Se ofrecieron recompensas altísimas por información que pudiera proporcionar datos o pistas de los ladrones pero la búsqueda fue inútil.
Nunca más se supo de las alhajas robadas.
Las investigaciones confirmaron un gran déficit en el sistema de seguridad del Museo Municipal de La Haya y éste se vio obligado a resarcir al gobierno de Portugal con 6.000.000. de euros … pero las joyas se perdieron para siempre y con ellas un pedazo de historia portuguesa.
En estos casos se cree que, si ninguna de las joyas o piedras preciosas robadas ha aparecido luego en el mercado negro, muy probablemente el robo fue hecho conociendo al comprador. Con toda probabilidad un coleccionista privado, millonario y excéntrico. ¡Uf! ¡Qué pena!