¡Una joya, la más bella de las declaraciones!

Joyas para declararse  ¿Qué otra cosa mejor que una joya como prueba de amor? Las joyas y las piedras preciosas han sido ligadas desde siempre a los sentimientos y ¿cuál es el más noble de los sentimientos? ¡El amor! La joya ha sido el regalo por excelencia para probar el deseo, la atracción y la estima. Los más poderosos monarcas rivalizaban entre ellos para ofrecer las joyas más preciadas y finas a aquellas a quienes dedicaban su devoción.

joyas para declararse

Las declaraciones de amor y fidelidad se expresan muy a menudo con joyas, las alianzas de matrimonio, el famoso anillo de compromiso, el amor eterno simbolizado por el diamante a causa de su inalterabilidad infinita son solo algunos ejemplos. Las joyas marcan igualmente etapas religiosas de una vida como la medalla de bautismo, el bordillo de la comunión y puede además convertirse en una prueba de fe, como lo son los colgantes en forma de cruz, las estrellas de David, las manos de Fátima, el Buda en Jade, etc…

Origen de la relación entre las joyas y el amor

¿De dónde viene esta relación estrecha entre las joyas y la pasión, el amor y los sentimientos? Si nos remontamos a nuestros ancestros más lejanos, constataremos que ellos amaban adornarse con joyas y ornamentos hechos de huesos y ó de conchillas. Existía desde siempre la voluntad de probar a los demás, a través de estos adornos, la importancia de cada uno en el seno de la comunidad.

Existían quienes llevaban adornos y quienes no lo hacían. El uso de objetos decorativos está inexorablemente ligado al amor por si mismo, a la voluntad de mostrar el propio valor y su posición dentro del grupo. Ofrecer una joya a quién amamos ha sido desde siempre una manera de probar la importancia que el obsequiado tiene para el obsequiador. Adornarse ha sido además una forma de diferenciarse de los demás, de ubicarse a sí mismo en un sitio de relevancia. Uno puede afirmar que el regalar una joya se convirtió en un acto de seducción para conquistar a la persona deseada.

Las joyas llevan consigo recuerdos

Broche en plata con ágata - diamante

Otra característica de las joyas es su valor sentimental.  Por ejemplo, los colgantes que encerraban un mechón de cabellos. La joya se convertía en un recordatorio de la persona amada, la cual se llevaba siempre consigo. Imaginemos nuestros ancestros teniendo en sus manos una conchilla conteniendo un recuerdo dejado por la persona amada. Estos objetos ayudaban a recordar bellos momentos compartidos. Es frecuente llevar una joya de un abuelo desaparecido para recordar su ternura, su cariño. Las joyas se convierten frecuentemente en bienes que se trasmiten de generación en generación. Uno evoca las imágenes de los padres a través de ellas y rememora los buenos momentos transcurridos con ellos. El hecho que esa joya haya pertenecido a un miembro de la familia, a un ser querido, le dona un valor especial. Este fenómeno  se manifiesta con evidencia en las subastas de joyas antiguas. Éstas parten a un precio cinco veces más elevado de lo estimado si ha pertenecido a un personaje ilustre. Los subastadores hablan en estos casos de la así llamada “prima emocional”. Emoción, joyas, sentimientos, incluso en las subastas estos conceptos juegan un rol importante.

Alianza y estatus social

Por otra parte ha sido creada toda una simbología de amor y sentimientos alrededor de las joyas: las manos unidas, los corazones partidos que solo se pueden completar con la mitad que posee el ser amado, el símbolo del anillo de casamiento…

Aquí una de las hermosas joyas para declararse:

Joyas para declararse

Esto es una ilustración social de la propia situación amorosa. La alianza hace ver, en las sociedades occidentales, que una persona ha dedicado su amor a otra y no existe objeto más evidente para expresarlo. Las joyas para declararse se convierten en este caso en código social y vehículo de comunicación para afirmar un estatus determinado.

La joyas ¿nos hacen más deseables?

El alcance sensual de una joyaCollar con emeraldas y diamantes de Zambia es innegable. Es el primer accesorio al cual asociamos a vestidos de gala. Una joya es un objeto de arte y de decoración. El ofrecerlo a la persona amada la hace más atractiva. Además el brillo de los metales preciosos y de las piedras preciosas producen un efecto que llama la atención. La persona que los lleva se vuelve más atractiva. Las joyas se llevan para marcar un peinado, tanto broches como colgantes y collares pueden realzar un escote. Una nuca se afinará gracias a un par de pendientes adecuados. Un brazalete o un anillo acentuarán la gestualidad de una mano, etc.

 

Un valor no solamente sentimental

Más materialista y para algunos contradictorio, el valor material de una joya y de una piedra preciosa entra dentro de los parámetros de concomitancia joya/sentimientos, incluso si ello quita algo de poesía a la declaración de amor que nunca debería estar ligada a un valor material. Pero es seguro que ofrecer al ser amado un objeto de alto valor monetario es una manera de demostrar la importancia que la persona obsequiada despierta en nosotros. Los anillos de compromiso son el ejemplo perfecto.

Este obsequio único engarza diamantes o piedras preciosas de gran valor para sellar una promesa de amor eterno. El valor material del objeto refuerza el carácter único del acto, y el anillo una vez colocado en la mano se convierte en un testimonio de la pregunta de amor y sobre todo de la respuesta positiva! El anillo de compromiso está estrechamente ligado a la vida amorosa, símbolo de unión de la pareja que les recordará siempre ese momento de promesa de amor eterno. Elisabeth Taylor no negará jamás la importancia material de las joyas, a las cuales amaba con particular pasión y es célebre su comentario que en cada nuevo matrimonio ella esperaba recibir joyas más suntuosas que en el casamiento precedente. La colección de la actriz es verdaderamente asombrosa.

 

Anillo con zafiro blanco y citrino de Madeira

Terminaré este artículo maliciosamente con el siguiente aforismo acerca de los anillos de compromiso, que nos llega de los Estados Unidos:

“How much do you love me?”

¿Sabíais por ejemplo que en los Estados Unidos de América es tradición que un hombre ofrezca a su amada un solitario de compromiso cuyo valor sea equivalente a tres de sus salarios mensuales?