¿Sabes qué se festeja el 1° de diciembre?
San Eloy el santo patrón de los joyeros – Pues si todos los 1° de diciembre es el día de San Eloy, para quienes no lo sepan, se trata del santo patrón de los joyeros. Por lo tanto se considera este día de los orfebres. Y si nos ponemos a estudiar un poco descubriremos cosas interesantes con respecto a esta profesión.
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Desde el medioevo
El joyero como tal se lo conoce desde la antigüedad, pero es en el primer medioevo, en que se le dio el nombre de orfebre, ya que era imprescindible el perfecto conocimiento del trabajo en oro y sus aleaciones. Su papel era el de un artesano que realizaba trabajos en su taller. Eran épocas oscuras donde la superstición jugaba un rol importante en la vida diaria de todas las clases sociales. Los alquimistas afirmaban ser capaces de convertir otros minerales en oro, y por lo tanto el engaño y las estafas estaban a la orden del día.
Para defender a los orfebres que trabajaban honestamente se exigió a partir del 1200 en Pisa, Siena y Florencia que los talleres de éstos dieran a la calle y tuvieran ventanales para que todo el mundo pudiera ver la manera en que trabajaba el joyero. Un siglo más tarde esa costumbre se impuso en el norte europeo.
Precisión era la clave
El otro detalle a tener en cuenta a la hora de visitar un joyero por aquellos años era la precisión de su balanza. No olvidemos que según el país o la región las unidades de medidas variaban y el miedo al fraude era omnipresente. A partir del 1282 se estableció una balanza fabricada en Lübeck como el instrumento de medida más exacto. Era de fundamental importancia demostrar a los clientes que sus artículos de lujo eran pesados con el mejor instrumento de precisión existente en el mercado. Un orfebre capaz de adquirir una balanza costosa y perfecta para medir su mercadería inspiraba confianza. Es de remarcar que las joyas realizadas por estos orfebres eran consideradas como valores de pago. Su nuevo dueño generalmente desmantelaba la joya y la hacía rehacer.
El renacimiento abre las puertas al arte orfebre
En el Renacimiento el orfebre era considerado un artista. Es más, casi todos los grandes pintores, realizaban un aprendizaje en un taller de orfebrería para luego dedicarse a la pintura y a la escultura. Tal es el caso de los grandes nombres del primer renacimiento italiano como Sandro Botticelli. Y es de la mano de estos artistas que llegan a las cortes europeas hermosas joyas. Es verdad que los objetos de este tipo que remontan a esa fecha casi no existen. Una de las pocas posibilidades de ver joyería renacentista es la colección de joyas del Victoria & Albert Museum en Londres.
Quienes nos han dado la real dimensión del trabajo de los orfebres son los miles de cuadros realizados en esa época donde las joyas están minuciosamente representadas.
El descubrimiento de América creó un fuerte impulso en joyería debido a la llegada de enormes cantidades de metal precioso a Europa.
Barroco y Rococó, opulencia y esnobismo
La opulencia de formas que reinó a lo largo de los siglos XVII y XVIII se reflejó también en la joyería. El aflujo de gemas que venían de Oriente y del Nuevo Continente estimularon la creatividad del orfebre. El joyero adquirió otro estatus. Su taller contaba con empleados que trabajaban para él, pero las joyas se ofrecían en tiendas elegantes. En Francia, vender una joya a una marquesa o baronesa asidua a los encuentros en la corte era como un pase a la gloria de por vida. Pero si una joya llevada por alguna de las nobles damas producía un comentario negativo por parte del rey el joyero en cuestión estaba condenado al olvido.
El joyero del 1800
En el siglo de la revolución industrial encontramos al joyero en un lugar de privilegio. Las joyerías eran sitios donde las damas podían pasar toda una tarde, tomando te y charlando mientras decidían que joya podrían llevar para el próximo evento social. Se trató del siglo donde los joyeros se internacionalizaron. El tren posibilitó viajes más veloces. Era común que algunos de los grandes joyeros viajaran a Rusia y a India para intercambiar conocimientos con sus colegas locales.
Siglo XX frenético y febril
El siglo XX impulsó a los joyeros a ser ellos mismos y a liberarse de las reglas tradicionales. La mayoría de las grandes marcas joyeras de hoy datan del siglo XX, – con algunas pocas excepciones de tradición más antigua -.
El joyero se convirtió en partícipe de la vida de la alta sociedad. Los nombres de los grandes diseñadores de joyería del siglo XX han pasado a ser iconos de elegancia.
Y hoy, en pleno siglo XXI el diseñador de joyas participa y se mide internacionalmente con colegas de todo el mundo. La comunicación permite hoy ofrecer creaciones por internet y contar con clientes en cada ángulo del planeta. ¿Quién lo hubiera pensado? Luego de un largo camino el arte joyera está hoy a disposición de la gran mayoría!
Gracias a innovadores sistemas de producción y adquisición de gemas sin intermediarios, los ejemplares de joyas de diseño de las colecciones de Juwelo están a vuestro alcance. Y cada artículo viene certificado en su autenticidad!
San Eloy el santo patrón de los joyeros a festejarlo con una preciosa joya!!!